martes, 2 de julio de 2013

Los bártulos de Bártolo

Hoy toca una pequeña curiosidad. ¿Os habéis preguntado alguna vez cuál es el origen de la palabra "bártulo"? El diccionario de la Real Academia solo recoge su forma en plural, y la define como "enseres que se manejan". Precedido de "liar los" indica "arreglarlo todo para una mudanza o viaje", y de "preparar los", quiere decir "disponer los medios de ejecutar algo". Resulta sorprendente que la etimología del término esté íntimamente relacionada con la Historia del Derecho:

Bartolo de Sassoferrato (con acento en la "a", aunque en italiano se escribe sin tilde), fue un jurista del siglo XIV. Fue, junto con Baldo da Ubaldi, el más grande de los llamados "glosadores" (aunque técnicamente Bartolo fue el creador de la escuela de los post-glosadores o "comentaristas"). Gracias a su labor durante su corta vida (murió en Perusa a los 43 años) han llegado hasta nosotros los comentarios al Corpus Iuris Civilis (la recopilación de todo el antiguo Derecho Romano llevada a cabo en tiempos de Justiniano, emperador de Bizancio). Esta enorme colección, complementada con los comentarios de los glosadores y del propio Bartolo, comprende las Constituciones y la jurisprudencia romanas, que sirvieron de estudio a los juristas de siglos posteriores y constituyen el fundamento y la raíz de los modernos sistemas de Derecho Privado. Bartolo adquirió fama y prestigio en el mundo del Derecho hasta el punto de que en múltiples obras de música y literatura italianas da nombre al personaje de un abogado o jurista (normalmente caracterizado como pedante, altivo y con un puntito cómico): el "doctor Bartolo" aparece tanto en "El barbero de Sevilla" de Rossini como en "Las Bodas de Fígaro", de Mozart.

El origen de la palabra "bártulos" tiene dos versiones: la primera es que Bartolo era un hombre muy desordenado y tenía la costumbre de dejar sus herramientas de trabajo tiradas por el suelo en un caos que exasperaba a sus colegas de las Universidades de Bolonia, Pisa y Perusa, donde trabajó a lo largo de su vida. La segunda versión atribuye el término a una deformación "perpetrada" por los estudiantes españoles que fueron alumnos de Bartolo en Perusa, quienes tomaban apuntes en sus clases magistrales y, una vez concluida la lección, ataban los apuntes por medio de cintas o correas. Al conjunto de estos apuntes se los conocía familiarmente por el nombre de "bártulos", de manera que la tarea de reagruparlos y atarlos después de cada clase habría dado origen entre el grupo de españoles a la expresión atar (o liar) los bártulos.

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